El 1 de junio de 2013 Miguel Ángel Pérez Lasa dirigió, con 45 años, su último partido en Primera División tras pasar 16 temporadas en la máxima categoría con casi 300 encuentros . Fue un Real Madrid-Osasuna en el Santiago Bernabéu. En una entrevista realizada en 'ElDesmarque', el colegiado vasco recuerda aquella época, hace un repaso al mundo del arbitraje actual y expone su opinión sobre el videoarbitraje (VAR).
Lo primero de todo por supuesto es saber cómo se encuentra.
Afortunadamente bien de salud bien y me mantengo en en forma.
Al igual que otros deportistas, los árbitros también deben mantenerse en forma...
Sí claro, yo sigo vinculado al mundo arbitral y tengo mucho contacto aunque estemos en confinamiento. Nos mandan habitualmente exámenes, reglas de juego, dietas... como yo también estoy en el grupo de la Comisión Técnica, me llega todo ese tipo de cosas. Actividades, dietas alimenticias, dietas saludables para que de alguna manera se pueda mantener la actividad en los domicilios... Los árbitros siguen la actividad y mandan informes de pulsaciones, del peso, pliegues... los árbitros de alguna manera están muy controlados.
¿Qué es lo que más echa de menos del arbitraje en activo?
En principio echo de menos todo lo que iba desde la designación del partido hasta que terminaba el encuentro, pero principalmente el ambiente, el terreno de juego, las conversaciones con los jugadores, las jugadas, los goles... todo lo que ocurre en el verde.
¿Se puede decir que el arbitraje es una profesión de 'riesgo' en el sentido a toda la presión a la que están sometidos los colegiados y a las muchas miradas que hay puestas en ellos?
No sé si tanto como riesgo, porque afortunadamente los árbitros cuando llegan a Primera División están muy preparados. Se van adaptando a los diferentes escenarios. También están preparados psicológicamente para aguantar la presión, tanto de los espectadores como en lo referente al tema social y lo que es la prensa. En este sentido no es nada de riesgo porque hablamos de deportistas de alto nivel y de alguna manera tienen que estar atados a aguantar esa presión mediática y digamos social.
Lo primero de todo por supuesto es saber cómo se encuentra.
Afortunadamente bien de salud bien y me mantengo en en forma.
Al igual que otros deportistas, los árbitros también deben mantenerse en forma...
Sí claro, yo sigo vinculado al mundo arbitral y tengo mucho contacto aunque estemos en confinamiento. Nos mandan habitualmente exámenes, reglas de juego, dietas... como yo también estoy en el grupo de la Comisión Técnica, me llega todo ese tipo de cosas. Actividades, dietas alimenticias, dietas saludables para que de alguna manera se pueda mantener la actividad en los domicilios... Los árbitros siguen la actividad y mandan informes de pulsaciones, del peso, pliegues... los árbitros de alguna manera están muy controlados.
¿Qué es lo que más echa de menos del arbitraje en activo?
En principio echo de menos todo lo que iba desde la designación del partido hasta que terminaba el encuentro, pero principalmente el ambiente, el terreno de juego, las conversaciones con los jugadores, las jugadas, los goles... todo lo que ocurre en el verde.
¿Se puede decir que el arbitraje es una profesión de 'riesgo' en el sentido a toda la presión a la que están sometidos los colegiados y a las muchas miradas que hay puestas en ellos?
No sé si tanto como riesgo, porque afortunadamente los árbitros cuando llegan a Primera División están muy preparados. Se van adaptando a los diferentes escenarios. También están preparados psicológicamente para aguantar la presión, tanto de los espectadores como en lo referente al tema social y lo que es la prensa. En este sentido no es nada de riesgo porque hablamos de deportistas de alto nivel y de alguna manera tienen que estar atados a aguantar esa presión mediática y digamos social.
Pero usted sí ha disfrutado arbitrando...
Evidentemente cuando eres árbitro estás abstraído de esa presión, porque psicológicamente estás preparado. Este es un deporte que afortunadamente se convierte en profesión y lo disfrutas muchísimo. En el terreno de juego lo disfrutas mucho, y cuando lo dejas sigues teniendo ese mono. El arbitraje es una pasión.
¿Se consideraba un árbitro dialogante?
Yo tuve una trayectoria muy dilatada y todo va lógicamente en diferentes fases. En los primeros años era menos dialogante. También es verdad que los jugadores te presionan y te ponen a prueba, y yo quizás era demasiado autoritario. Lógicamente con el tiempo vas cogiendo confianza en ti mismo y los jugadores te van conociendo. Te vas relajando y te vas ganando una autoridad, te vuelves más dialogante con los jugadores que saben lo que pueden hacer contigo y lo que no. Ya hay un diálogo y unas conversaciones. Pasas a una fase más dialogante, quizás más tolerante, y con un par de gestos sabes gestionar las situaciones. Al principio igual eres más enérgico y tiras más de tarjetas, y luego con la experiencia te vuelves más dialogante.
¿Recuerda a algún jugador en concreto que le trajera más de cabeza?
Los primeros años te ponen a prueba para ver hasta dónde pueden tirar de la cuerda, dónde llegar para ganarte en algunas decisiones o presionarte. Para, de alguna manera, condicionarte. Hay jugadores más protestones y otros menos, en mi época había entrenadores por ejemplo que tenían estrategias de presionar al árbitro en grupo para intentar condicionarlo de alguna manera. Depende también un poco del partido y de la situación de la clasificación o de la necesidad de victoria. Cada persona y cada situación son diferentes.
¿Qué partido es el que recuerda con especial cariño? ç
Tengo muchos. Han sido muchos partidos en 16 años, 275 partidos en Primera División y otro montón de Copa. Tienes muchos que te dejan buena sensación. Recuerdo por ejemplo un Barcelona-Real Madrid o los derbis Betis-Sevilla o Sevilla-Betis, que son dos estadios con mucha pasión ya que se vive mucho en las ciudades la pasión por el fútbol. Quizás como partido más bonito de disfrutar del juego fueron un Barcelona-Atlético de Madrid y el Atlético de Madrid-Barcelona, porque esa temporada, tanto en la ida como en la vuelta, tuve que señalar pocas faltas. Uno de ellos fue un partido con mucho juego, con muchos goles y pocas amonestaciones, en el cual prácticamente me dediqué a ser un espectador de lujo. Lógicamente manteniendo un poco esa disciplina en el terreno de juego y no relajándote por decisiones importantes que se toman en este tipo de partidos.
¿Le hubiera gustado coincidir con el VAR?
Evidentemente el VAR es una ayuda importante. Yo digo que ahora mismo los árbitros salen con 'red' a arbitrar. En mi dilatada trayectoria cometes errores que son groseros, como un penalti que no has visto, un gol que ha entrado y que no has visto... en ese tipo de jugadas sí me hubiese gustado que estuviese el VAR para que, de alguna manera, dijera 'te has equivocado'. Es una jugada clara y la corriges, no hay ningún problema en corregir. Primero gana el fútbol porque son errores groseros que no se deberían de producir y, segundo, porque al día siguiente viene la presión mediática, ambiental y social y se suavizaría mucho al no haber esos errores graves que se escriben o salen en los medios de comunicación.
¿Considera que es bueno que se puedan escuchar las conversaciones de la sala VOR?
De alguna manera las conversaciones que salen de la sala VOR son muy concretas. Lógicamente no se pueden difundir todas las conversaciones porque al final son conversaciones que ocurren entre el VAR y el árbitro y lógicamente son conversaciones que se quedan ahí. Cuando se sacan son unas cosas muy concretas, ni sacan todo, ni sacarán todo, ni es bueno que salga todo.
Fabio Capello dijo que sería bueno que en estas salas hubiera jugadores de alto nivel para dar su opinión.
Los jugadores de alto nivel tienen que saberse las reglas del juego ya que creo que la mayoría no se las saben, y como no se las saben, no pueden tomar decisiones basadas en ellas. Habría que hacerles muchos exámenes a los jugadores sobre las decisiones en las reglas del juego, y yo creo que hoy en día si a la mayoría les haces los exámenes que les hacen a los árbitros, y la gran mayoría no los pasarían. Tú no puedes juzgar si no te sabes las leyes.
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El exárbitro vasco Pérez Lasa, en uno de sus casi 300 partidos en Primera División |